Se inician las pruebas de los servicios ferroviarios entre la mina de Súria y la terminal de potasa de ICL en el Port de Barcelona

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ICL prevé que la nueva terminal, que ha comportado una inversión de 77 millones de euros, se ponga en marcha el próximo mes de junio.

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Se han iniciado esta semana las primeras pruebas reales de transporte ferroviario entre la mina de sal y potasa que ICL Iberia tiene en Súria y su terminal en el Port de Barcelona. Se trata de los primeros trenes, operados por Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), que llegan a esta nueva terminal, donde ya se han empezado a realizar también pruebas de carga de barcos. Una vez finalicen las pruebas, ICL prevé que la nueva terminal dedicada a la potasa y a los productos salinos esté plenamente operativa durante el próximo mes de junio. 

Una vez completadas las infraestructuras ferroviarias en los accesos y en el interior de la terminal e incorporadas al Sistema de Gestión de Seguridad y Operativa Ferroviaria del Port de Barcelona, los trenes han empezado a realizar pruebas operativas. Inicialmente se han realizado dos circulaciones diarias pero FGC, que ofrece este servicio entre el Bages y el Port, prevé que se incrementen gradualmente. 

La apuesta por la sostenibilidad 

La nueva terminal de sales y potasa que ICL Iberia ha construit en el muelle Álvarez de la Campa es pieza primordial del proyecto industrial que la compañía desarrolla en la cuenca minera del Bages, ya que garantiza una logística marítima de gran capacidad para dar una salida eficiente y sostenible a sus crecimientos de producción futuros. 

La infraestructura, que ha comportado una inversión de 77 millones de euros, incluye un muelle de 460 metros de longitud, dos shiploaders de 52 metros de altura, dos almacenes de 22.000 m2, una terminal ferroviaria en ancho métrico con cuatro vías de 450 metros de longitud y una estación de descarga de camiones. La terminal tiene capacidad para operar 4 millones de toneladas anuales de sal y potasa. 

FGC opera en la línea entre Súria y el Port convoyes de 21 vagones, número que ICL prevé aumentar hasta 24, y 290 metros de longitud. Cada vagón puede llevar 40 toneladas de peso y, por lo tanto, en cada convoy se transportan hasta 900 toneladas netas de potasa. FGC, que ha firmado un contrato con ICL por treinta años, ha realizado una importante inversión con la adquisición de 5 locomotoras duales (diesel-eléctricas) que comportan una reducción del consumo de gasóleo en un 66%. El uso del transporte ferroviario comporta una reducción de las emisiones de CO2 del 80% con respecto al modo terrestre y ayudan a minimizar los ruidos y los accidentes por carretera. Finalmente, las nuevas locomotoras son un 95% reciclables, con lo cual se impulsa la economía circular. 

Esta inversión representa una gran contribución para mantener e incluso aumentar la actividad económica de la comarca del Bages, dado que FGC prevé aumentar gradualmente las circulaciones entre la mina y el Port a medida que ICL incremente sus niveles de producció. Se calcula que, cuando esté plenamente operativo, el nuevo servicio ferroviario transportará más del doble de toneladas de potasa hasta el Port de las que se transportaban hasta ahora.