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Los testimonios de los fareros de Baleares, en vídeo

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Fareros

A través de estas entrevistas, podemos conocer cómo era esta profesión antes de que la Ley de Puertos y de la Marina Mercante de 1992 declarara la extinción del Cuerpo de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas.


Palma. La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) está ampliando la videoteca que guarda los testimonios de los fareros de Baleares. Acaba de publicar dos nuevos vídeos, uno del faro de la Mola de Formentera y otro del faro del Cap Salines de Mallorca, que están a disposición de todos los usuarios desde la página web especializada www.farsdebalears.com .


A través de estas entrevistas, podemos conocer mejor el funcionamiento de los faros y la misión de los fareros pero, sobre todo, cómo era esta profesión y su importancia en la sociedad de la época antes de que la Ley de Puertos y de la Marina Mercante de 1992 declarara la extinción del Cuerpo de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas.


El farero del pueblo


En el vídeo titulado ‘El farero del pueblo’ habla Vicens Mayans. Mayans, conocido como ‘Vicent des faro’, que estuvo 13 años trabajando en el faro de la Mola de Formentera donde ingresó el 10 de mayo de 1949. “Recuerdo perfectamente que fue a las 10 de la mañana”, relata.


Vicens Mayans fue testigo de la construcción de la carretera de la Mola que lleva al faro y cuenta cómo los vecinos del Pilar de la Mola subían hasta el faro el día de la fiesta del pueblo.


El faro de la Mola “era un faro delicado porque era de recalada” para buques de todas las banderas, “ya fuera de día o de noche, con buen tiempo o con mala mar”. Por eso, “cualquier avería podría haber sido fatal”. Así, para no perder ni un minuto de vista la óptica del faro, Vicens colocó un espejo en su habitación donde se reflejaba el faro. Su objetivo era dar la máxima seguridad.


Una vida de compromiso


Como en el caso de Vicens Mayans, la vida de Julià Vidal fue una ‘vida de compromiso’ con el faro de Cap Salines (Mallorca) que cuidó durante 23 años. Le acompañó en todo este tiempo su mujer, Sebastiana Maimó, que le ayudaba en las labores de mantenimiento o a poner la sirena que avisaba de niebla. “Para mí lo peor es si hay una avería y el faro se apaga. Te sientes muy responsable frente a la gente que necesita las señales marítimas”.


Desde 1993 el faro de Cap Salines está deshabitado pero en funcionamiento. En la vivienda el IMEDEA tiene una estación meteorológica y un laboratorio para sus investigaciones.


La situación de este faro es muy importante porque señala el canal de Cabrera y donde el fuerte viento de poniente o de suroeste provoca fuertes temporales.

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