Eólica offshore. Alternativa sostenible para generación de actividad económica y empleo

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Hace una semana me preguntaban si realmente los parque eólicos offshore eran capaces de generar en Canarias, la actividad económica y empleo que se esperaba de ellos. No tengo ninguna duda.

Esta industria altamente especializada requiere de medios sofisticados y hasta ahora poco desarrollados. Se trata de una actividad en estado de desarrollo, a la que queda un largo camino por recorrer y de la que dependerá en parte, nada mas y nada menos, que la producción de energía verde para nuestros hogares o la propia industria, contribuyendo así a paliar los efectos adversos del cambio climático.

Los parque eólicos marinos forman parte de una industria limpia que precisa de medios y mano de obra especializada. Un estudio reciente de DNV, la sociedad de clasificación acreditada internacionalmente con sede en Noruega, nos describía las nuevas empresas especializadas en el apoyo eólico marino y los medios especializados.

Cuanto más lejos se instala el aerogenerador de la costa, más caro es su mantenimiento, aunque los sobrecostes tratan de compensarse con mejores rendimientos en la producción y sopesando el régimen de vientos de cada zona se pueden compensar los sobrecostes. De ahí la importancia de los puertos de apoyo cercanos a las futuras “granjas” eólicas. Ese ha sido el motivo también de la creación de los buques de apoyo tipo “CSOV”, barcos especialmente diseñados para mantener en condiciones óptimas los parques eólicos, al mismo tiempo que albergan a la tripulación y a la plantilla de técnicos de mantenimiento, cuya función es garantizar el suministro eléctrico a la población en todo momento. Hablamos de equipos importantes y numerosos a bordo, que pueden estar compuestas hasta por 120 operarios de manera simultanea. Estos buques pueden permanecer en el mar durante semanas, garantizando el óptimo funcionamiento de los aerogeneradores, y debe ser así cuando cientos de miles de hogares dependen de la producción eléctrica de uno de estos parques, como los que ya se encuentran instalados en el norte de Europa.

Los barcos SOV (Support Operating Vessel), CSOV (Construction Support Operating Vessel), o los ISV (Installation Support Vessels), contribuyen según la fase de construcción, instalación o mantenimiento del parque eólico, a su funcionamiento. Están diseñados para labores que los buques convencionales no pueden realizar. Permanecer en alta mar incluso en condiciones muy adversas u operar con seguridad en el acceso a las turbinas, gracias a sus puentes hidráulicos. Cuentan con un sistema de posicionamiento dinámico, similar al de las plataformas de perforación o los drillships, que compensan los movimientos y balanceos del buque, proporcionando una plataforma estable y segura de trabajo. Estos medios aportan una mejor asistencia de los parque eólicos y por lo tanto una mejor rentabilidad y disponibilidad.

Se trabaja en el diseño de nuevas unidades, para que empleen combustibles limpios como el hidrógeno o incluso dispongan de una operatividad 100% eléctrica y silenciosa con baterías, para no impactar en el medio marino ni en los puertos durante su atraque.  Su objetivo es llegar a proporcionar el mismo servicio, pero con un impacto cero para el medioambiente, lo que parece lógico dada la propia filosofía de lo que mantienen.

Alrededor de los parques eólicos se está desarrollando una verdadera industria que trata de construir los medios y una cartera de servicios, que cubra todo el ciclo de vida útil de los parques. A medida que se transita hacia las energías renovables y en concreto hacia la eólica marina, este potencial va en aumento.

Como he comentado en artículos anteriores, la Unión Europa ha planificado aumentar la producción eólica actual, desde 12 GW a 300 GW en 2050, para tratar de alcanzar la neutralidad climática y devolver el 2% de la producción mundial de energía. Ese desarrollo implica más y mejores medios que garanticen la disponibilidad y operatividad incluso en medios más hostiles, optimizando los límites operativos, pero sin comprometer la seguridad.

La tendencia natural inicial de los parques, fue la de instalarlos cerca de la costa, en aguas poco profundas. Pero la industria y la tecnología asociada al sector siguen avanzando en todo el mundo, para la búsqueda de nuevos mercados y ello implica también instalaciones mas alejadas, gracias a los nuevos diseños de estructuras flotantes. Estas consideraciones permiten asimismo su expansión, a una mayor parte de la población.

En referencia a los costes de la energía eólica flotante, se reducirá poco a poco hasta alcanzar una media de 40 €/MWh en 2050. Este ahorro deriva de la utilización de turbinas cada vez mayores, de parques eólicos con mayor número de unidades, de desarrollos tecnológicos significativos y de la creación de cadenas de suministro altamente competitivas.

Todas estas variables, impulsarán la industria y la participación de nuevos actores que harán crecer el sector de manera ininterrumpida. Para todo ello se precisa de personal debidamente formado, factor clave para no perder el impulso que experimenta esta industria.

Los fabricantes de turbinas tendrán acceso a nuevos mercados, empresas de oil & gas reutilizarán su experiencia y plataformas offshore, para generar un negocio mas sostenible y se precisará de mayor número de astilleros para la fabricación y mantenimiento de estructuras flotantes.

¿Que pasos se están dando en otros países?

En Francia se han adjudicado cuatro proyectos piloto como muestra de un apoyo decidido a la energía eólica flotante y hay previstos otros tres, cuya puesta en funcionamiento se estima a partir de 2023.

Noruega no ha dudado en apostar por el sector. Al disponer de aguas costeras profundas, su opción es claramente la de estructuras flotantes. Alberga ya uno de los mayores parques del mundo.

Las aguas profundas de Japón y sus fuertes vientos no han supuesto un impedimento para que el gobierno nipón dictara leyes para promocionar la energía eólica marina y adjudicara las instalaciones a través de mecanismos de subasta.

Para Corea del Sur, la eólica marina es una solución viable a sus problemas energéticos y Ulsan se ha convertido en el centro de negocio por excelencia del sector, tras la instalación de cinco de las mayores compañías del mundo que han firmado un MOU con la ciudad, equivalente a la producción de 7 GW y una inversión de 30 mil millones de euros.

Estados Unidos desarrolla importantes parques eólicos, tanto en aguas del Pacífico, como en aguas del golfo de Maine de la costa Atlántica. La oficina de energía oceánica americana, ha establecido una estrategia agresiva de arrendamiento de aguas de competencia federal y ya se han designado las zonas destinadas a la instalación de los futuros parques empezando por los de la costa de California.

Reino Unido dispone dos mega parques flotantes en alta mar. Ambos ubicados frente a la costa este escocesa. El gobierno se ha comprometido a apoyar la innovación en la energía eólica flotante, a través del acuerdo del sector eólico marino del Reino Unido, incluida la inversión en investigación y desarrollo para aumentar la productividad y la competitividad de la energía eólica flotante.

La últimos avances en la energía eólica marina, la han convertido en un nicho muy interesante para inversores locales e internacionales. Aun queda mucho espacio para la innovación, optimización y otras soluciones. No es un mercado maduro tecnológicamente, se enfrenta a los mismos retos que cualquier otra tecnología emergente y eso la hace mucho más atractiva.

La certificación de los estándares debe garantizar la confianza de los inversores y ese es otro nicho de negocio indirecto, pero asociado al sector. La tecnología y la digitalización también juegan un importante papel. Se precisa de medios muy sofisticados para el cálculo de las estructuras, modelados y su adecuación a los distintos generadores. El esfuerzo de ingeniería previo es importante y la digitalización y software juegan un papel clave para obtener rendimientos óptimos. Detrás de la fabricación e instalación de un parque eólico, se concentran muchísimas acciones y profesionales en distintas materias.

La reducción de los riesgos ayuda a reducir los costes y los países para maximizar los beneficios obtenidos a nivel local, regulan las condiciones de las cadenas de suministro y de implantación de las empresas en sus territorios. Cuando hablamos por ejemplo de estructuras que pueden alcanzar las 5000 toneladas y de las que hay que fabricar 20 unidades de manera simultánea, podemos entender los motivos por los que estas inversiones pueden suponer una autentica activación económica y esto solo contempla la fabricación. Posteriormente vendrá el proceso de instalación, mantenimiento y al cabo de los años, la desinstalación para la preservación y recuperación del medio a su estado anterior con un mínimo impacto.

La eólica flotante generará oportunidades sustanciales para los astilleros y talleres, operadores de embarcaciones, empresas offshore, ingenierías, calculistas, fabricantes, operadores e instalaciones portuarias, empresas cualificadas, trabajos en altura, marinería y un larguísimo etc. de trabajos directos, indirectos e inducidos. Y por otra parte ayudará a conformar el mix de producción de energías limpias.

Por todo ello vale la pena no llegar tarde al futuro.