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La recuperación económica viene del mar

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Tras la parálisis económica producida por la pandemia, surge la obligada reflexión para muchos estados de replantearse su modelo económico. Las grandes crisis suelen dar paso a nuevas oportunidades y si algo nos ha enseñado esta crisis, es que hay que cambiar o replantear algunos modelos.


Según la UNCTAD, a nivel global y si no se producen nuevas perturbaciones en los mercados, se prevé cerrar 2021 con un crecimiento del 5,3%, desacelerándose un poco hasta el 3,6% en 2022. Cifras que son el resultado de los estímulos inyectados por las principales potencias y de las medidas económicas de los principales organismos financieros internacionales.


Lamentablemente debemos tener en cuenta, que no todas las regiones tendrán el mismo comportamiento y las economías emergentes, cuya recuperación va a otro ritmo, aun tardarán en recuperar sus niveles de crecimiento prepandémicos.


Con la situación actual, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, propone un camino basado en el crecimiento sostenible, estrechamente vinculado a una transformación estructural y sobre todo a la diversificación. El motivo es claro, las economías basadas en estos principios son menos vulnerables a las conmociones externas, que pudieran perturbar el ritmo de crecimiento y los procesos de transformación. Estos son los nuevos planteamientos que han adoptado algunos estados, para el cambio de su modelo productivo.


La transición a las energías renovables y el progreso de la economía circular, deben estar incuestionablemente presentes en los nuevos procesos, así como las políticas de reducción de emisiones. En otro artículo analizaremos las conclusiones que estamos obteniendo de la actual cumbre del clima de Glasgow a este respecto, así como las resistencias de algunos países a la aplicación de medidas que permitan alcanzar la neutralidad climática y reducir el calentamiento global.


Mientras tanto siguen activadas las alarmas de estanflación, una peligrosa combinación entre inflación y reducción de la producción. Y esta última a su vez, afectada por la escasez de suministros en las cadenas de producción y por una crisis energética condicionada en parte, por la necesidad de reducir las emisiones y de cambiar a fuentes de energía limpias.


La demanda de gas natural como alternativa energética de transición se ha disparado y con ella los precios. Las regiones menos avanzadas siguen de cara al incipiente invierno, aumentando el consumo de carbón ante la falta de alternativas, muchas veces derivadas de la carencia de financiación para modernizar su modelo energético. No pueden acceder a los precios del gas ni desarrollar fuentes renovables alternativas. Mientras, las emisiones de GEI aumentan y volvemos a alcanzar parámetros anteriores a la pandemia.


Probablemente la estanflación sea fruto de la situación económica global y deseamos que solo tenga un efecto temporal. Y bajo este análisis, las decisiones políticas de las grandes potencias pueden revertir la situación, evitando la afección al bienestar económico, la cohesión social y la estabilidad financiera.


En medio de este nudo gordiano de cadenas de producción paralizadas por la falta de suministros, los precios y cortes de energía, la falta de mano de obra especializada y su afección por la pandemia, la reducción generalizada del flujo de mercancías, las dificultades en el transporte de materias primas y productos energéticos, encontramos siempre un elemento común.


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El transporte marítimo extiende su influencia absolutamente a todos los sectores. Su estado de salud se refleja, de una u otra manera, en toda la cadena logística, productiva y comercial, influyendo en la estructura económica de los estados.


Importantes profesionales y consultores del sector, ante los últimos acontecimientos afirman con rotundidad: “El sector marítimo lo es todo”.


Las circunstancias actuales han acelerado por otra parte proyectos que tratan de desviar flujos de carga, aunque de menor volumen, a otros medios de transporte de manera totalmente acertada, como el ferroviario y aéreo, buscando alternativas menos contaminantes y la reducción de los plazos de entrega para desbloquear procesos.


Pero la experiencia nos devuelve de manera continua a un sector insustituible, estratégico y esencial.  Según los analistas y el propio Fondo Monetario Internacional, el crecimiento económico, si se ve afectado, lo será por las interrupciones y dificultades en la propia cadena logística.


Sin ir más lejos, la congestión portuaria es la que ha ocasionado la falta de semiconductores y paralización de las cadena de suministro, así como la falta de combustible en Reino Unido, entre otros problemas.


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Para mayor abundamiento, estos días en la cumbre del clima de Glasgow, las mejores iniciativas de reducción de GEI, han partido de las empresas navieras allí representadas. Queda evidenciado el compromiso del sector con el medio ambiente y su capacidad de dar un paso al frente para liderar acciones como la CEO Alliance, que trabaja para una economía europea neutra en carbono en 2050. La influencia que mantiene el sector sobre los grandes debates mundiales es un hecho.


La recuperación económica global y definitiva comenzará en el mar. Para ello necesitaremos una red logística bien engrasada, armonizada en referencia a sus normativas, disponer de mano de obra especializada especialmente en nuevas tecnologías como el 5G, para mejorar la productividad y una óptima coordinación interportuaria.


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Las condiciones de los mercados deberían empezar a mejorar entre febrero y junio de 2022 según el holding bancario británico HSBC.


El desequilibrio que sigue existiendo entre la oferta y la demanda está ralentizando el proceso, pero una situación peor se experimentaría con una bajada drástica de la demanda, porque ello supondría un incremento inmediato de los índices de desempleo.


El motor industrial se detuvo súbitamente durante meses, volver a ponerlo en marcha lleva un tiempo y para ello se precisa de toda la cadena logística mundial y especialmente del sector marítimo. Se deben centrar esfuerzos en fortalecer y modernizar este sector, auténtica sala de máquinas del crecimiento económico. No lleguemos tarde al futuro.

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