​Digitalizarse a toda costa

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Hoy en día en el que la digitalización mueve todo, mañana será mucho peor. La transformación digital es necesariamente evidente, y hay que adaptarla para soportar la nueva realidad desde sus albores.

Desde Graham Bell y su hilo telefónico a lo que nos aportan ahora los i-phones y múltiples soportes de Android, hay un gran trecho. Sin remontarnos a siglos pasados, desde los NOKIAs GSM y sus politonos, a lo que se nos avecina con el 5G desarrollado, es como pasar del blanco al negro. A partir de ahora ya todo

se supedita a la electrónica e informática. Ni siquiera un coche o moto modernos arrancan sin electrónica, de hecho, ya empieza a ser frecuente que a algún conocido le haya dejado tirado el coche, que se le haya bloqueado o que ni siquiera abra, todo ello causado por defectos electrónicos.

Componentes, diseños de placas o un mal ensamblaje, cualquier problema es susceptible de arruinar un escenario sencillo de cumplir. Todo parte de tener una buena base, una plataforma sólida que sustente las posibilidades de desarrollo con sus agregados y adicionales. Por ejemplificar, en un ordenador, una placa base, PCB, es el pilar fundamental en el que activan todos los componentes añadidos para obtener las funcionalidades diseñadas. Un mal diseño en la PCB o gastar materiales de baja calidad es una apuesta perdedora a todas, todas.

En España padecemos de deficiencias estructurales que vienen arrastradas de antaño, desde Felipe IV vamos de capa caída, pero sabemos reinventarnos y ser creativos, innovadores y diferentes al resto. La industria está sufriendo las calamidades que comportó el COVID-19 en lo referido a costes de materias primas, transporte y energía. Parece sencillo solucionar las penurias económicas del país, tan sólo hay que optimizar los recursos, enfatizar lo que hacemos bien y reducir drásticamente el tamaño del Estado, del estamento público. Hay demasiado chupóptero enchufado de funcionario que supone un lastre desgraciadamente innecesario e indeseable. Debemos fortalecer la base, para poder construir, desarrollar y crear futuro, y no seguir al resto.

La clásica logística española no es una excepción. Las bases de barro de los grandes grupos familiares de toda la vida, precisan, cuanto menos, actualizarse y digitalizarse de manera adecuada, ipso facto. El poderío familiar que antaño aseguraba los negocios ha pasado a la historia. Ahora transportar no depende de la familia, amigos o chanchullos. En la era de la información, se trata más bien de ser eficientes, hacer las cosas bien y sin trampas, información privilegiada, sobornos, cohechos y ende. Para tan noble objetivo, debemos reforzar las bases. En un ordenador no hay como una buena placa base, de ahí en adelante.

Para afrontar los días de transformación digital, mejor tener base sólida. Tenemos un presente porque hubo un pasado que nos abre el futuro. Lo mejor es que las placas base venideras estar por inventar todavía. 0-1-0.