Basada en la tecnología fotovoltaica utilizada en la acuicultura noruega, el proyecto BOOST nace de la mano de Fred Olsen Renovables, como coordinador de la iniciativa, con el propósito de impulsar el desarrollo de la energía fotovoltaica sobre el mar (‘off-shore’ y ‘near-shore’) como solución a la falta de suelo, contando con la participación del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y de la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN) como centros de referencia en el ensayo de energías marinas.
BOOST, acrónimo del inglés ‘Bringing Offshore Ocean Sun to the Global Market’, cuenta con una aportación dineraria de la UE de 2,9 millones de euros, obtenida a través del instrumento ‘Fast Track to Innovation’ del programa Horizonte 2020, para llevar al mercado global el desarrollo de esta tecnología, cuyo principal desafío es superar las condiciones de oleaje y viento en mar abierto, lo que implica que la capacidad de amarre, fondeo y carga dinámica se vuelven aspectos esenciales para su viabilidad.
El consorcio que ejecuta el proyecto BOOST está formado por cinco organizaciones europeas: Fred Olsen Renovables y Ocean Sun AS, de Noruega; PLOCAN y el Instituto Tecnológico de Canarias, de España; e INNOSEA, de Francia.
Los sistemas de energía solar flotante se encuentran en una etapa incipiente debido a los desafíos asociados a las condiciones del mar cuando no se trata de áreas protegidas, donde las olas y los vientos son más fuertes.
El proyecto BOOST abordará estos desafíos con un nuevo sistema FPV inspirado en parte en la tecnología de flotación y amarre que se ha venido utilizado durante 20 años en aguas turbulentas de Noruega por la industria de la acuicultura, combinado con una membrana hidroelástica flotante disruptiva y patentada (<1 mm grosor). La membrana hidroelástica está unida a un perímetro exterior de tubería flotante para que el flotador no sea arrastrado incluso con fuertes corrientes, vientos y olas. La validación de esta tecnología en aguas marinas no protegidas que promueve este proyecto, espera alcanzar una capacidad instalada de 1.750 MW en 5 años contribuyendo a evitar una emisión de CO2 de 4.120 kt (si bien cada planta fotovoltaica tendrá una duración de al menos 25 años, por lo que el impacto a largo plazo será 5 veces mayor).
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