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Salvar vidas en el mar no es una opción, es una obligación

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Salvamento Maru00edtimo   migrantes

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El secretario federal del Sindicato Marítimo-Portuario de UGT denuncia, en este artículo, la situación extrema en la que están desempeñando su tarea profesional los trabajadores y trabajadores de Salvamento Marítimo y la burocracia administrativa que impide una inmediata atención a los inmigrantes rescatados, obligándoles a permanecer en las embarcaciones de Sasemar por tiempo indefinido

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Es conocido por todos el problema existente en la actualidad en aguas del Mediterráneo con el drama de los refugiados procedentes del norte de África. También es conocida la polémica y la hipocresía con la que estos seres humanos son tratados y considerados, así como el comportamiento de algunos países que fueron fuente continua de movimientos humanos de un continente a otro y que ahora se manifiestan intransigentes a la hora de acoger a personas que se juegan la vida porque prefieren arriesgarse a perderla en la mar de una manera menos cruel de la que seguramente lo harían en sus países.


Lo anterior sería el pensamiento y el sentimiento de un humano hacia otro humano, pero ¿cómo deberían de contemplarse estos rescates desde el punto de vista de los profesionales de Salvamento Marítimo?


Salvamento es la acción de salvar, que no es otra cosa que “librar de un riesgo o peligro, poner a resguardo, asegurar”. Es decir: es el conjunto de acciones que se llevan a cabo con el objetivo de velar por la seguridad de la vida humana en la mar, los bienes y el medioambiente.


Todo viene emanado de los diferentes Convenios sobre la materia que existen: Convenio de Bruselas de 23 de septiembre de 2010, Convenio de Londres sobre Salvamento Marítimo de 28 de abril de 1989 y del principal de todos ellos, y que habla de personas, que es el Convenio Internacional sobre búsqueda y salvamento marítimos, suscrito en Hamburgo el 27 de abril de 1979.


Vamos a dejar a un lado el salvamento de bienes y vamos a centrarnos en el de seres humanos, ya que la pérdida de bienes se puede cuantificar, mientras que la pérdida de vidas humanas no tiene precio.


Lo primero que tenemos que hacer es ponernos en la piel de los Capitanes y tripulantes de las unidades de salvamento. Para ellos no existe el concepto de inmigrante legal, inmigrante ilegal y todos los nombres, adjetivos y demás con que los políticos “bautizan” a los seres humanos que se juegan la vida en su intento de mejorar la que abandonan en sus países de origen. Para los capitanes, patrones y tripulaciones de los buques y embarcaciones de salvamento marítimo solo existen grupos de personas que se encuentran en una situación de riesgo, en la cual su vida corre peligro, y toman la decisión y tienen la obligación de rescatarlos sin preguntar el origen o las causas por las que están en esa situación, y es precisamente en este punto donde se comienzan a confundir conceptos.


Partimos de la base de que el salvamento de vidas no es voluntario, sino obligatorio, más cuando están implicados organismos cuya principal misión es esa, salvar vidas. Las tripulaciones de buques y embarcaciones de salvamento se limitan a cumplir su obligación que no es otra que la de rescatar a personas en peligro o riesgo de perder su vida y llevarlas a un lugar seguro, siendo responsables de la seguridad y bienestar de todos y cada uno de los rescatados hasta que son desembarcados, en puerto u otro lugar, donde ya serán atendidos por las autoridades que se determinen, pasando desde este momento a ser responsables de las atenciones que se les presten.


La tensión y presión a las que se están viendo sometidos los servicios de rescate, concretamente los tripulantes de los buques y embarcaciones de Salvamento marítimo (SASEMAR) es tremenda, ya que al propio estrés que se produce en cada rescate, se le añade el que están sufriendo por parte de las autoridades, tanto civiles como militares, poniendo en tela de juicio y discutiendo las decisiones de los capitanes y patrones en algo tan simple como es determinar el lugar de desembarco de los rescatados.


Las decisiones que toman los profesionales de SASEMAR están basadas en el concepto de seguridad y esa seguridad la determina el capitán o patrón de la unidad que, como ya hemos comentado al principio, son los máximos responsables de rescatados y tripulaciones, y que tienen que estar apartadas de las decisiones que, por motivos políticos, se toman en despachos con un desconocimiento total y absoluto del medio marino y del salvamento marítimo.


La fatiga a la que están sometidas las tripulaciones es enorme y hasta el día de hoy no se han solucionado los problemas de relevos en estos buques, haciendo que los propios tripulantes queden sometidos a situaciones de riesgo que podrían desencadenar accidentes de los que después se desentenderían todos aquellos que, con sus actuaciones y falta de previsión, interfieren en las decisiones de los profesionales.


Rescatados sin permiso para desembarcar

Una nueva situación se está produciendo dentro de todo este disparate nacional y es que ahora, con el repunte de rescates y del número de personas rescatadas, se están utilizando a las unidades de salvamento marítimo como centros de concentración, los rescatados no son desembarcados teniendo que permanecer a bordo un tiempo indefinido, lo que fatiga más aún a las tripulaciones, somete a mayor riesgo a los rescatados si tenemos en cuenta que la infraestructura y logística en un buque de salvamento es insuficiente para atender, por ejemplo, a un remolcador de salvamento marítimo con 212 rescatados. Este es el caso en el que se encontraba el “María Zambrano”, atracado en el puerto de Algeciras, y en el que los rescatados han tenido que pasar la noche a bordo ante la prohibición de desembarcarlos. Todas las unidades, en estos momentos - y sin tener en cuenta las decisiones que, por seguridad, pudieran tomar los capitanes y patrones de las unidades de salvamento - tienen la orden de llevar al puerto de Algeciras a los rescatados, sea cual sea el puerto más cercano, lo que está produciendo que estas unidades tengan que dedicar más horas de navegación con el consecuente peligro de fatiga añadido.


No hay que ser un especialista para darse cuenta de que mientras no se desembarque a los rescatados, tanto los rescatadores como la unidad de rescate no puede actuar en caso de que sea necesario, ya que está inoperativa por espacio a bordo, creando una situación de riesgo incomparable por la inutilización de unidades.


Desde el Sindicato Marítimo-Portuario de UGT exigimos a la Dirección de SASEMAR, a la Dirección General de la Marina Mercante y a todas las Administraciones competentes en la materia que busquen y encuentren una solución URGENTE a la patética situación que están creando y que pone en peligro tanto a nuestros tripulantes de Salvamento Maritimo, como a los rescatados y a las futuras operaciones de rescate que puedan ir surgiendo.


La pérdida de vidas humanas en la mar es algo que no siempre se puede evitar, pero si minimizar tomando las decisiones correctas y responsables que, por su conocimiento del medio y profesionalidad, tienen las tripulaciones de las unidades de Sasemar y no por las emanadas por motivos ajenos a lo que es el propio Salvamento Marítimo.

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