El alijo se ocultaba dentro de un contenedor procedente de Bangkok, Tailandia, que, según la documentación aportada, debía transportar tabaco, y que estaba destinado a una empresa de Manises.
El tabaco se encontraba en seis contenedores transportados por un remolcador y un carguero que se dirigían a la costa de Huelva.
Mediante la suplantación de los remitentes y destinatarios de los contenedores, y con documentación que reflejaba un supuesto transporte de muebles y cajas de plástico, se intentaba introducir ilegalmente en España tabaco con un valor de mercado estimado en 3.750.000 euros.