Se han intervenido seis contenedores en los que se escondía la sustancia estupefaciente mediante distintos métodos de ocultación como en paquetes de folios, sacos de azúcar, pulpa de piña e incluso entre el armazón de un autogiro. El exponencial aumento del tráfico marítimo de contenedores y la situación extraordinaria del Covid19 ha convertido a ese puerto en uno de los más sensibles al tráfico de drogas en nuestro país.