A través de un Real Decreto que unifica y pone al día las normas que regulan la seguridad tanto de la vida humana en el mar como de la navegación, en relación con el buceo. Define una serie de limitaciones que se deben respetar en el ejercicio de estas actividades y que obedecen a motivos de seguridad nacional, protección medioambiental o de interés histórico o arqueológico.
Nueva decisión tras constatar que los tiburones han abandonado la zona protegida.
Permitirán a los usuarios conocer lo que supone una reserva marina, usos permitidos, valores culturales y naturales, adquiriendo un compromiso por el respeto y el disfrute del medio en el que se encuentran. Incluye un decálogo de buceo recreativo responsable y otro de buenas prácticas generales, convirtiéndolo en un ejemplo de actividad de calidad a nivel internacional.